Sucre de pie

Tenemos una enfermedad, crónica además, que merece ser tratada y curada, esta enfermedad se encuentra tan profundamente inserta en la sociedad que de vez en cuando observo con tristeza episodios funestos como lo sucedido en Sucre los últimos días.

Hablando mediante MSN con un amigo chuquisaqueño hace unos meses acerca de la capitalidad, me dijo con total naturalidad, desprecio y absoluta ignorancia, que nosotros, incluýendome, al fin íbamos a botar a esos cholos de Sucre. Reaccioné de mala manera y perdí un amigo.

Esta semana y la anterior algunos universitarios han reaccionado en contra de los campesinos que se encuentran en dicha ciudad, más allá de la posición política que cualquiera pueda adoptar, o de los intereses regionales y económicos que mueven a estos grupos, lanzar improperios racistas demuestra una vez más que la intolerancia hacia las personas está lejos de estar curada. Ante cualquier contradicción o desavenencia entre bolivianos inmediatamente algún desubicado esgrime como arma algún esterotipo: "es que ejte es camba, puej", "cholo es, no le hagas caso".

Cuando nos vamos a dar cuenta de que el odio solo nos llevará al fracaso, el tilde racista que los sucrenses le están poniendo a su protesta sólo está caldeando los ánimos, ya partieron varios buses con rumbo a esta ciudad desde El Alto so pretexto de defender las reuniones en la asamblea constituyente, pero con el virus de la intolerancia hirviendo en sus venas despertado por las acciones inadecuadas de un grupo de sucrenses. El odio provoca odio.

Llamemos a la calma, los paceños y no paceños que hemos vivido varios meses negros en los últimos años hemos visto escenas tristes de intolerancia y no quisiéramos repetirlas, espero que la ciudad blanca no tome el camino equivocado.

No me pronunciaré a favor de la capitalidad plena en Sucre o de los derechos que esgrime La Paz, que eso se defina por mayoría en la asamblea, pero es necesario dejarlos sesionar sin la intromisión negativa de los prefectos y comités cívicos que pretenden a todas luces su fracaso. Los chuquisaqueños se están dejando manipular por este grupo de poder que no quiere ningún cambio.

Es penoso ver a mis compatriotas en conflicto, pero más penoso es ver que no nos reconocemos entre nosotros mismos, como bolivianos y no como cambas, collas, mestizos o blancos, que no son más que clichés sin sentido. Voto por Bolivia, por su unidad y por dejar a la asamblea contituyente culminar su trabajo.

Sucre de pie... pero a que precio.